domingo, 6 de febrero de 2011

Bitácora de sueños

5 de abril de 2011.


¿Qué sucede cuando la locura imaginada desde el subconciente 
te abandona solo para dar paso a un amor unilateral?
texto y fotografía: dimensionarquimia@hotmail.com

              Soñaba. No es que lo haya dejado de hacer, es simplemente ya no es el mismo. Estabas ahí, radiante, brillante. Tu incandescencia casi cegó mis ojos. 
Te seguí, te guardé en el bolsillo izquierdo de mi sueter tejido con hilo verde, asemejandoce a una enredadera que envuelve como capullo a mis alas mitad emplumadas, mitad alebrijes. Mientras me sumergo en mis viajes volátiles, no volátiles, de mercurio, de permanganato, de carbonato de silicio, de tierra y libertad... te has ido, te desvaneciste sin siquiera dejarme sentir tu partida. Hueco, sonido hueco, cajón vacío, puerta entreabierta, muda respuesta. 
La ilusión que pretende ser esperanza en su intento por sobrevivir...
Quizá no se trate de sobrevivir, sino de regalar y buscar que nos regalen amor.
Tu luz : mi atracción. pero imponente- De pronto me asusta, me saca de órbita y me disipo, me colapso entre beats y pulsaciones que rebasan mi estado de equilibrio. Demasiada energía, respiro, cierro los ojos, pienso en que todo fluye por donde  el movimiento es continuo. 
Aprieto los ojos, sonrío, me envuelvo en mi timidez y te evado. Me escurro ácidamente mientras recuerdo lo que se siente recorrer tu piel, beber tu sudor, oler tu escencia y buscar tu alma.
La empatía con tu sonrisa, con tu voz, con tus ideas, esas que me hacen imaginar y notar detalles impresionantemente insospechados, admirables de un corazón receptor de vibraciones únicas. Quizá alguna vez nuestras galaxias coincidan y después se confundan entre la fantasía y el más allá.
Mientras la corriente invisible se sumerge entre el imaginario colectivo, percibo desde las profundidades de mí ser, la existencia de una inquietud que se apacigüa simultánemamente con la armonización de mis 7 llaves. La Madre Tierra sigue girando, la espiral musical crece, disminuye, aumenta, transmuta, se destila, se evapora, se deslava. Parpadeo hasta refrescar mis ojos; me encuentro en un aciento de autobus, acalorada en medio de la caosidad de una ciudad que no camina, corre pero se tropieza en cada intento por jugar con la velocidad. Igualmente hallo torpe mi sentido del olfato pero alcnazo a distinguir olor a comida. Miro por la ventana: la artesanía y puestos de quesadillas adornan el mercado donde acostumbro intercambiar flores por semillas y hologramas.
Finalmente llego a casa, dejo las  7 llaves sobre la mesita redonda de mantel morado terciopelo, enciendo mi serie de luces para alumbrar el pasillo hacia la habitación. Xibalbá, vive conmigo; es un reptil disfrazado de pantera que me recibe con expresiones físicas y sonoras que me hacen saber que está feliz. Me desnudo y voy hacia la cocina para preparar un té helado o un jugo de frutas que  cure mi sed, quizá entre esos sorbos pueda intercambiar susprios por evocaciones, invocaciones y el significado de "mutuo".
Al conciliar el sueño te descubro entre mis cabellos enredados y con olor a ambiente de playa. Me preguntas si es pertinente encender una vela junto a la mía para hacer crecer la luz. Silencio, miradas, piel. La luz se desvanece a la par que un soplo extingue la flama de la vela blanca y deja asomarse a los rayos lunares.
¿Viajera solitaria? ¿Nómada incandescente? ¿Vida siamesa? ¿Complejiad o complemento? ¿Indivi-DUAL doble? Manos entrelazadas, empatadas, empáticas, ¿momento preciso o coincidencia? Tiempo-espacio: viaje compartido, amor colateral, amor mutuo, sueño güajiro lleno de palabras que adornan los oídos, de sonrisas regaladas sin restricción alguna, tiempo de siembra y cosecha para el espíritu.
La  mano, lectura de la escencia. Ojos en las palmas, sensores que atraviesan los poros y sensibilizan el interior. Olor a ocote y hojarazca del bosque. Diálogos que germinan desde mi interior y florecen por la voz, por la mirada y las letras. Abrazos, besos que materializan mi perfume, mi escencia, mi tónico. El brebaje aun extraviado para alterar la realidad después de un amanecer distante de lo que fuiste y ahora no eres más. 
En un intento por decir la palabra perfecta, me dí cuenta que cualquiera puede serlo para encontrarte de entre la imaginación y asegurarme de vivir contigo una realidad nada superflua.

¿Haz notado que te he dado una de mis llaves? ¿No la ves? ¿No lo crees?  Quizá es desinterés. Talvez deseas más pistas para resolver el acertijo donde el velo envuelve lo visible para hacerlo invisible.
Después de desvariar entre mandalas y fractales, mientras mis oídos escuchan la música intergaláctica, animal, subterránea, arterial. Mientras los tambores del corazón -¿o el corazón de los tambores?- y los silbidos del viento me permiten gozar de esta condición alucinatoria para compartirlos contigo.
Vuelo, floto, vuelvo a mi centro, a mi infinito equilibrio.
QUE EL UNIVERSO CONSPIRE PARA QUE LOS ENCUENTRO BIENAVENTURADOS GERMINEN CON AMOR.
IN LA'AKECH
Arquimia.


Dedicado para aquel que se tapa los oídos para experimentar una realidad paralela. Para quien cuya luz permanece.

Letras y fotografía: dimensionarquimia@hotmail.com




 6 de febrero, 2011

AMNESIA.
ARQUIMIA. ...Y de pronto caminamos por una carretera, en momentos extramadamente similar a los caminos a Palenque y su vegetación selvática. Sin embargo mi piel era insensible al clima. Mis andares no dudaban, se acompañaban de aquel hombre que tanto amaba. Sabía que llegaríamos a donde tuvieramos que llegar y mientras nuestro paso firme y audaz marchaba, mi rostro sonreía más y más.
Conforme nos adnetrabamos en el camino, vislumbramos a lo lejos un puente donde había personas conversando, intercambiando objetos y actividades, gente de chalecos de piel y peinados alborotados, gente vestida de manta y haciendo malabares, mujeres entre 3 y 5 décadas ofreciendo comida y cosas. 
Mientras observaba la dinámica del espacio, perdí de vista que un sujeto de chaleco negro, pero sin playera amedrentaba verbalvente a mi compañero de viaje. Una imagen en cámara lenta pasó frente a mis ojos mientras observaba  gesto por gesto del chico de tes clara, cabellos largo y alborotado. Parecía estar en un trip etílico; una señora se me acercó y me mostró lo que vendía. Recuerdo su dulce sonrisa, tanto, que ensordeció mis oidos y dejé de escuchar lo que me contaba. Al instante busqué nuevamente a mi compañero que tranquilamente apreciaba y escuchaba a aquel hombre agitado. Interrumpiendo a la bella señora, le pregunté que si conocía al chico y el motivo por el cual estaba tan alterado. Simplemente me sonrió y respondió: -"El no lo recuerda"-.
Como si de pronto el entorno se desvaneciera, tomé la mano  de mi amante viajero y desperté.


Arquimia Fotografía

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